Subrayan que, si bien en 2004 se mejoró, se requiere un programa de Estado para poder seguir desarrollando la ciencia
Ya a las puertas de un nuevo año, LA NACION pidió a destacados científicos
argentinos que sintetizaran cuáles son sus deseos para 2005. Aquí, sus
respuestas:
Lino Barañao (biólogo, presidente de la Agencia de
Promoción Científica y Tecnológica): "Deseo que finalmente nuestro país avance
hacia un nuevo perfil productivo basado en el conocimiento. No sólo porque es
necesario para nuestra supervivencia en la economía globalizada, sino porque las
sociedades cuyas economías se basan en el conocimiento suelen ser sociedades más
justas, donde la educación, tal como ocurriera en el país décadas atrás,
garantiza la inclusión social".
Galo Soler-Illia (físico,
Comisión Nacional de Energía Atómica): "Si queremos crear riquezas genuinas en
el futuro, tendremos que saber generar conocimiento. Aunque hubo pasos
interesantes, todavía creo que la sociedad ve a los investigadores como una
curiosidad de museo. Esperemos que este año comencemos a interactuar fuertemente
con la industria para potenciar nuestro futuro".
Néstor Carri
(Instituto Multidisciplinario de Biología Celular): "Quiero que se cambie la
evaluación de los investigadores, ya que hoy se evalúa con herramientas
inapropiadas. La utilización del «impact factor» no sirve para una Comisión
Asesora de Evaluación. Quiero que se lean y analicen los trabajos de los
investigadores".
Elizabeth Jares-Erijman (química, Fceyn, UBA):
"Espero que podamos empezar a pensar en el futuro a mediano y largo plazo. Que
entendamos que la idea de que un mayor apoyo al avance del conocimiento y la
educación redundará en mejoras cualitativas en la calidad de vida de la gente".
Osvaldo Uchitel (neurofisiólogo, Fceyn, UBA): "Deseo que en 2005
se cumpla la tantas veces postergada promesa de nuestros gobernantes de apostar
a la educación y a la ciencia como garantes de un desarrollo con equidad. Espero
que esto se concrete en un salto extraordinario en la inversión en educación,
ciencia y tecnología".
Gonzalo Prat-Gay (biólogo molecular,
Instituto Leloir): "¿Qué necesitan la industria y el campo para crecer generando
trabajo y distribución? Ciencia y tecnología hechas en el país. Educación,
salud, seguridad, ciencia, todos dependen de la Justicia. Así, no habrá más
chicos que se mueran en nuestro país por ser pobres. Entonces, quizás, alguien
reconocerá a los científicos como un capital valioso para el desarrollo de un
país sano e independiente".
Alberto Lamagna (físico, Comisión
Nacional de Energía Atómica): "Espero que se implementen políticas de ingreso de
jóvenes en las instituciones de investigación, de manera articulada con grandes
proyectos de desarrollo tecnológico, en áreas estratégicas que permitan en el
mediano plazo crear valor económico a través del uso intensivo del conocimiento
científico. Muchos vemos que se empezaron a dar pasos importantes en la
dirección correcta y esperamos que se sostengan".
Darío Codner
(vicedirector del Programa de Universidad Virtual de la Universidad Nacional
de Quilmes): "Creo que estamos lejos de pegar el salto, por lo tanto, no espero
mucho de 2005. En todo caso, que se continúe trabajando para construir una
sociedad con una mejor calidad de vida y mejor distribuida. Pero lo más
importante es que los científicos, como la sociedad toda, podamos soñar con un
país distinto".
Juan Pablo Paz (físico, Fceyn, UBA): "Ojalá que
éste sea el año en que se disipen nuestras dudas y se consolide nuestra
esperanza. Me da la sensación de que todos vemos que hay signos positivos, pero
todavía dudamos de si lo que estamos viendo es una «fluctuación» o si de una vez
por todas se va a definir una política de Estado y se va a promover la ciencia
en serio. Espero que en 2005 nadie me pregunte para qué sirve hacer ciencia en
la Argentina".
Adrián Paenza (matemático y periodista):
"Es imprescindible duplicar el presupuesto. Hemos dado algunos pasos, pero aún
estamos lejos de tener una política científica seria. Espero un mejor
aprovechamiento de los recursos. Buscamos afuera lo que ya tenemos, pero
desconocemos. Que los científicos tengan una mejor relación con la sociedad. Y
quisiera que se generara una corriente con los argentinos que están en el
exterior y que claman desde hace tiempo por tener una organización que los ayude
a ayudar".
Luis Beaugé (biofísico del Instituto de
Investigaciones Médicas Mercedes y Martín Ferreira, de Córdoba): "Es vital, para
la ciencia y para la sociedad, que esta última cumpla con sus obligaciones
respecto de aquella. Debemos asumir la responsabilidad que nos cabe por la
difícil situación que atraviesa la ciencia argentina. La Argentina no tiene
ciencia autónoma, el lograrlo es una prioridad nacional".
Fidel Shaposnik (Físico, Universidad Nacional de La Plata): "Mucho mejoró
en el financiamiento de la ciencia en 2004, pero hay una franja de
investigadores -los que tienen entre 30 y 40 años, que han regresado o planean
regresar al país luego de exitosas estadías en los mejores centros del mundo, y
cuyo sueldos siguen siendo miserablemente bajos-. La esperanza para 2005 es que
esto cambie e incite a parte de la joven diáspora científica argentina al
regreso. Desde la física, 2005 es muy especial: las Naciones Unidas han
organizado un festejo por los 100 años de tres trabajos maravillosos que publicó
el joven Einstein (tenía 26 años...). Mientras festejamos, los físicos
esperamos que algunos de los problemas fundamentales encuentren solución".
Pablo Jacovkis (matemático, decano de la Facultad de Ciencias
Exactas, Físicas y Naturales de la UBA): "Espero que continúe la política de
aumentar las becas e ingresos a carrera de investigador del Conicet, que se
facilite la incorporación de investigadores, y de becarios a muchas
universidades que no impulsan suficientemente la investigación y el desarrollo,
que se planifiquen políticas de fomento al ingreso de estudiantes a carreras con
sesgo científico y tecnológico, que se incentive la enseñanza de las ciencias en
las escuelas medias. Y, por supuesto, que aumente el presupuesto para ciencia y
tecnología".
Diego Golombek (neurobiólogo, Universidad Nacional
de Quilmes): "Para 2005 el sistema científico tiene que seguir creciendo,
también estimulando a que más estudiantes se inclinen por
carreras científicas. Debe seguir alta la meta de mejorar el porcentaje del
PBI dedicado a ciencia y tecnología como cuestión de Estado: como diría
Cereijido, que los gobernantes no apoyen "a" la ciencia sino que se apoyen "en"
la ciencia. Por otro lado, la iniciativa de parques tecnológicos en los que
interactúen empresas, universidades e instituciones de ciencia y tecnología debe
fomentarse fuertemente. Y hay que seguir mejorando la enseñanza de la ciencia en
las escuelas, ¡un poco de racionalismo y curiosidad no se le niegan a nadie!"
Alejandro Gangui (Astrofísico, Instituto de Astronomía y Física
del Espacio): "Espero que el apoyo a la ciencia argentina que se ha visto en los
últimos meses se mantenga por muchos años, única forma de revertir lentamente el
rápido retroceso científico general de nuestra región. La ciencia debería poblar
las calles y llegar aún más al público general".
Diego Hurtado de
Mendoza (director del Centro de Estudios de la Ciencia de la Universidad
Nacional de San Martín): "En 2005 se cumplen 50 años de la creación del
Instituto Balseiro. La historia del instituto es rica en obstáculos y en modos
creativos y tenaces de superarlos. Pensando en esto, me gustaría plantear una
modesta utopía: que en 2005 el presidente y el ministro de educación visiten el
Instituto Balseiro convencidos de que un plan social o los índices de
desocupación están también vinculados con lo que ocurre en nuestros
laboratorios. Finalmente, imagino a nuestros empresarios tratando de comprender
cuál es el papel de la ciencia en el desarrollo del país."
Por Nora
Bär
De la Redacción de LA NACION
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