Me gusta de vez en cuando perderme en un bordoneo porque bordonenando veo que ni yo mismo me mando. Las cuerdas van ordenando los rumbos del pensamiento. Y en el trotecito lento de una milonga campera va saliendo campo afuera lo mejor del sentimiento. Ninguno debe pensar que vengo en son de revancha; no es mi culpa si en la cancha tengo con que galopear. El que me quiera ganar hai' tener buen "parejero"; yo me quitare el sombrero porque asi me han ense#ao, y me doy por bien pagao dentrando atras del primero. Siempre en voz baja he cantao porque gritando no me hallo. Grito al montar a caballo si en la ca#a me he bandeao. Pero tratando un versiao ande se cuenten quebrantos, apenas mi voz levanto para cantar despacito, que el que se larga a los gritos no escucha su propio canto. Si la muerte traicionera me acogota a su palenque, haganme con dos rebenques la cruz pa' mi cabecera. Si muero en mi madriguera mirando los horizontes, no quiero cruces ni aprontes, ni encargos para el eterno; tal vez pasando el invierno me de sus flores el monte ! Con la esperanza del ser amado; con el alma estremecida, que el canto es la abierta herida de un sentimiento sagrado. A nadie tengo a mi lado porque no busco piedad; desprecio la caridad por la verguenza que encierra. Soy como en leon de la sierra: vivo y muero en soledad ! De: Atahualpa Yupanqui (gracias a Enrique Garcia)