No me dejes partir viejo algarrobo...

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No me dejes partir, viejo algarrobo...
levanta un cerco con tu sombra buena,
atame a la raiz de tu silencio
donde se torna pajaro la pena.

Vengo de un mundo lleno de caminos,
montan~a, selva, mar, prado y arena.
!Traigo una sed de paz, tan infinita!...
Hazme un nido de amor para mi pena.

Yo siempre fui un adios, un brazo en alto,
un yaravi quebrandose en las piedras;
cuando quise quedarme vino el viento,
vino la noche y me llevo con ella.

Mucho tiempo te vi quieto en la tarde,
nada cerca de ti, solo tu fuerza.
Tu balsamica sombra es como el beso
del aura vesperal sobre la tierra.

No me dejes partir, viejo algarrobo,
que ya no se decir: !Hasta la vuelta!...
Hay un rio profundo que me llama
desde el antiguo valle de mi pena.

Que en ti se anuden todos los caminos
como un brazo tenaz de enredadera
y no haya mas rumor que el de la tarde,
cuando pasa descalza por la arena.


		de don Atahualpa

				(gracias a Silvia Gonzalez Ariki )