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Una sonda satelital, con forma de paraguas, se lanza hoy desde Cabo Cañaveral, en los Estados Unidos, con la idea de contestar preguntas sobre el nacimiento y el probable destino del Universo, que aún no tienen respuestas detalladas. Para responderlas, la sonda de la NASA -en colaboración con varias universidades- se ubicará a 1,5 millón de kilómetros de la Tierra y registrará durante dos años los restos fósiles más antiguos del Universo: la radiación cósmica de fondo.
¿Y qué es eso? Es la reliquia -invisible para el ojo humano- que todavía existe de los primeros momentos de vida del Universo, que ya habría cumplido los 14 mil millones de años (aunque algunos apuestan a que tiene 15 mil millones). El despegue de la sonda está planeado para las 15.46, hora de EE.UU. Pero el mal tiempo podría provocar un retraso, estimaban ayer los responsables del proyecto.
Cuando el Universo se originó, era una bola muy densa y caliente (mucho más que el actual Sol). Después, al expandirse con la gran explosión del Big Bang, creció y se enfrió. Y este proceso de enfriamiento del Universo permitió que se formaran los átomos, las moléculas, las galaxias y las criaturas vivientes del planeta Tierra.
En un momento que se habría producido hace unos cuatrocientos mil años después de la explosión original del Big Bang, ocurrió un fenómeno extraño. Ciertos componentes que formaban parte del Universo recién nacido, llamados fotones (son las partículas que constituyen la luz), se desacoplaron y quedaron libres. "En lo sucesivo (los fotones) no interaccionarían frecuentemente entre sí, ni con la materia, sino que pulularían por los confines en constante expansión del espacio cósmico", escribió el físico estadounidense Timothy Ferris, en su libro Informe sobre el Universo. La sonda -cuyo nombre es Sonda de Anisotropía en Microondas (o MAP, por sus siglas en inglés)- va a medir esa radiación dispersa (los fotones desacoplados) por el Universo.
Uno de los integrantes de la misión MAP, David Wilkinson, de la Universidad de Princeton, explicó por qué lo hará: "Así como se estudian los huesos de los dinosaurios y se reconstruyen sus vidas de millones de años atrás, nosotros podemos examinar esa luz antigua y reconstruir cómo era el Universo hace unos 14 mil millones de años".
Entonces, la sonda satelital MAP (http://map.gsfc.nasa.gov), que pesa 840 kilogramos y se lanza hoy por medio de un cohete Delta II, tiene asignada una misión muy difícil. Deberá recoger datos y mandarlos a la Tierra para contestar con más precisión preguntas difíciles como: ¿el Universo se expandirá para siempre o colapsará?; ¿cuál es su forma verdadera?; ¿de qué está compuesto? ¿cuándo y cómo se formaron sus galaxias? Y si se está estirando, ¿su expansión se acelera?
Ahora, la mira está puesta en la radiación cósmica de fondo, que había sido predicha por la teoría de la gran explosión en la década del cuarenta, cuando la teoría del Big Bang no tenía tanto crédito. Finalmente, fue detectada en 1965 por los físicos estadounidenses Arno Penzias y Robert Wilson, que la descubrieron mientras trabajaban con un receptor de radio construido para experimentar con satélites de comunicaciones. Recién en 1989 partió la primera misión espacial -la sonda satelital COBE- para ver qué pasa de cerca en la radiación cósmica de fondo, en lugares no contaminados, lejos de la Tierra y del Sol.
Esta misión pudo constatar por primera vez que la radiación de fondo no está en todos lados a 270 grados bajo cero como se pensaba, sino que sufre algunas mínimas variaciones de temperatura que permiten explicar la formación de galaxias y otros integrantes del Universo, según señaló el investigador Diego Harari, del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Pero los científicos ahora van por más precisiones: quieren tener detalles de esas variaciones de temperaturas.
Por e-mail, Ned Wright, profesor de la Universidad de California, que forma parte del equipo de la misión MAP, dio un ejemplo a Clarín: "Actualmente se piensa que el Universo tiene sólo el 4 por ciento del total de su masa en la forma de materia normal (como hidrógeno, carbono, oxígeno), otro treinta por ciento en la forma de la misteriosa materia oscura que no emite ni dispersa luz, y la mayor parte de la masa -el otro 66 por ciento- en la forma de ''energía oscura'' que causa la expansión acelerada del Universo". Para Wright, la sonda MAP será capaz de determinar esos porcentajes así como la edad del Universo con mucha más precisión.
Lo conseguirá porque tiene una "visión" con una resolución treinta veces mayor que la del COBE. "Con el COBE conseguimos una imagen borrosa del cielo, mientras que la sonda MAP aportará una imagen bien nítida", afirmó. Durante los próximos dos años, la sonda que, costó 145 millones de dólares, girará alrededor de una zona específica del espacio, sin estar afectada por la luz solar, según Alejandro Gangui, del Instituto de Astronomía y Física del Espacio de la UBA, que acaba de publicar un artículo en la revista Investigación y ciencia. El final de la sonda ya está sellado: no volverá a la Tierra y quedará perdida girando alrededor del Sol.
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