PRESENTACIÓN

Es bastante frecuente considerar que la ciencia y las disciplinas llamadas humanísticas pertenecen a dos mundos diferentes. Esta diferenciación se extiende a las carreras que han recibido la denominación de duras (centradas en las ciencias y en las tecnologías que de ellas se generan) y blandas, en donde se enseñan disciplinas humanísticas. En mi opinión esta diferencia está completamente alejada de la realidad. Tanto la ciencia como el arte y las disciplinas humanísticas constituyen un todo que da origen a la cultura, que es "el conjunto de conocimientos que permiten a alguien desarrollar su juicio crítico", según la acepción del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Tanto la ciencia como las humanidades tienden a generar y transmitir el conocimiento necesario para poder crear nuestra propia visión del mundo, integrando en ella al hombre mismo.

Así como el arte es "una manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros", la ciencia es "el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales". Según Henri Poincaré, en su libro "Ciencia e hipótesis" (1905), el objetivo de la ciencia "no es meramente conocer las cosas en sí mismas, como los dogmáticos en su simplicidad imaginan, sino las relaciones entre las cosas". El arte es una permanente búsqueda de la belleza y la ciencia, de la verdad.

No puedo dejar de mencionar aquí a Leonardo da Vinci, quien constituye el paradigma del conocimiento interdisciplinario y que supo concretar de una manera maravillosa el nexo entre el arte y la ciencia. Betrand Russell es otro ejemplo de interdisciplineidad. Fue filósofo, literato y matemático. En su obra "Principia matemática", escrita conjuntamente con Alfred Whitehead, establece una correspondencia entre las matemáticas y la lógica, aseverando que las matemáticas son un sublenguaje de la lógica. Tampoco puedo dejar de lado el maravilloso libro de Douglas Hofstadter "Gödel, Escher, Bach: an eternal golden braid", que vincula los descubrimientos en metamatemática de Gödel con la recursividad de los grabados de Escher y la circularidad de las obras de Bach. Recordemos también a Groucho Marx, cuando asevera: "Jamás desearía ingresar en un club que me acepte a mí como o socio".

La década de 1930 es rica en pensadores que revolucionan el pensamiento científico, vinculando estrechamente la ciencia con la filosofía. En 1927, Werner Heisenberg asevera que "cuanto más precisa es la determinación de la posición de una partícula, su momento se conoce con menos precisión y viceversa". En 1931, Kurt Gödel formula el teorema de la incompletitud con el que demuestra que en los sistemas formales existen verdades que no pueden ser demostradas a partir de los postulados. En 1936, Alan Mathison Turing introduce formalmente el concepto de algoritmo y la existencia de conjuntos indecidibles.

Y no sería justo si no mencionara a nuestro Jorge Luis Borges, quien en gran cantidad de sus obras establece un nexo entre la expresión literaria y el pensamiento científico como, por ejemplo, en "Las ruinas circulares". Por último, quisiera también citar a otro grande de la literatura universal: Lope de Vega, quien en sus "Rimas sacras", soneto XVIII, dice

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío

que a mi puerta, cubierto de rocío,

pasas las noches del invierno escuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,

pues no te abrí! ¡Qué estraño desvarío

si de mi ingratitud el yelo frío

secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:

Alma, asómate agora a la ventana,

verás con cuánto amor llamar porfía!

¡Y cuántas, hermosura soberana:

Mañana le abriremos --respondía--,

para lo mismo responder mañana!

El último terceto es una forma maravillosa y bella de definir, por medio de un pensamiento recursivo, la negación absoluta.

Los autores que he mencionado establecen una estrecha relación entre ciencia, arte y humanidades, aún desde sus distintas perspectivas. Los integrantes de la red Buenos Aires de Sigma Xi, quisimos ser coherentes con la idea de estrechar los vínculos que existen entre las mismas, es por ello que hemos concebido y organizado este evento.

Esteban di Tada
Coordinador de la red Buenos Aires de Sigma Xi