Martes 8 de enero de 2002
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UN HOMBRE QUE HIZO POPULARES LOS GRANDES TEMAS DEL UNIVERSO
Stephen Hawking, un científico que venció a su propio destino

El físico británico cumplió 60 años, aunque a los veinte los médicos le dijeron que le quedaba poco tiempo de vida. Hawking tiene una enfermedad degenerativa que le impide moverse.

Valeria Román. DE LA REDACCION DE CLARIN.

 


HISTORIA INTENSA. HAWKING SE CASO DOS VECES Y TUVO TRES HIJOS. SU LIBRO "BREVE HISTORIA DEL TIEMPO" VENDIO 25 MILLONES DE EJEMPLARES. (Foto: Reuters)
 
La vida sobre ruedas





Tiempo estimado de lectura 3'31''

Trescientos años después de la muerte del italiano Galileo Galilei, en la ciudad inglesa de Oxford, nació un chico que vino a conmocionar y popularizar el mundo de la física. Era muy malo en todos los deportes, excepto para correr. Pero, mientras otros pibes se estrujaban la cabeza para encontrar una solución matemática, él simplemente sabía la respuesta sin pensarla demasiado. A los 23 años, ya era doctor en física y después cambió varias ideas que se tenían sobre el origen del Universo. Hoy, a pesar de que sus médicos le habían pronosticado poca vida en su juventud, cumple sesenta años.

Para festejar el cumpleaños de Stephen William Hawking, ayer llegaron a la ciudad de Cambridge prestigiosos académicos de todo el mundo para debatir sobre el futuro de la física fundamental y la cosmología. Dicen que Hawking se merece el agasajo: "Llevó la excitación de la física a un público masivo y despertó conciencia para entusiasmar a los físicos del futuro", dijo Ian Halliday, director del Consejo de Investigación de Astronomía y Física de Partículas, que organiza el festejo.

Como físico, Hawking viene desafiando ideas establecidas de su área, pero también los pronósticos médicos. A sus 21 años —corría el año 1963—, los doctores le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica —la enfermedad que va dañando progresivamente los nervios del cerebro y de la columna vertebral— y le dieron dos años de vida como máximo. Pero le erraron.

Su padre, Frank Hawking, que era un médico especializado en enfermedades tropicales, había conocido a su madre —Isobel— cuando ella trabajaba como secretaria de un instituto de investigación, durante la Segunda Guerra Mundial. A fines de 1942 y para dar a luz a su primer hijo, Isobel se mudó a Oxford, donde los alemanes no iban bombardear. Stephen creció y en su adolescencia ya mostraba indicios de ser un embrión de científico.

En su habitación de la casa de St. Albans, cerca de Londres, había desechos apilados, tazas de tés por beber, libros de aviones de aeromodelismo y ciertos dispositivos eléctricos que sólo Stephen sabía para qué servían. Hasta que se le planteó qué carrera elegir. El quería ser físico, "porque sentía que era la ciencia fundamental", suele explicar. Aunque su padre no estaba de acuerdo: quería que fuese médico, pero perdió la discusión.

Primero Stephen estudió en un colegio universitario de Oxford y después se mudó a la Universidad de Cambridge, donde hoy todavía trabaja. Pero empezó a darse cuenta que una crisis interna se estaba produciendo. Tenía dificultad para atarse los cordones de los zapatos, chocaba contra algunas cosas y su habla se tornaba confusa por momentos. Hasta que tiempo después, le diagnosticaron la enfermedad que con el paso de las décadas llevaría a paralizar todo su cuerpo y a moverse en una silla de ruedas.

Al saberlo, Hawking entró en shock, pero nada lo frenó para avanzar en la física teórica, donde la mente, el lápiz y el papel son las mejores herramientas. En esa época, estaba conociendo a una chica, Jane Wilde, quien le dio fuerzas para continuar a pesar de la enfermedad.

Se casaron enseguida, tuvieron tres hijos y, después de veinticinco años de matrimonio, se separaron. En 1990, él —un fanático de la música de Wagner, Brahms y Mahler— se fue a vivir con su enfermera. Ella terminó casándose con un músico y publicando un libro en el que describe a Hawking como "emperador todopoderoso" .

"A menudo me preguntan cómo me siento al tener esclerosis lateral amiotrófica. La respuesta no es muy bien. Yo trato de llevar la vida más normal posible y no pienso en mi enfermedad", cuenta Hawking en su sitio oficial (http://www.hawking.org.uk/.). Poco después se doctoró en física y empezó a hacer sus grandes contribuciones. Trabajó en las leyes básicas que regulan el Universo.

"Presentó varios teoremas con el matemático Roger Penrose por los cuales demuestra que la teoría general de la relatividad implicaba que el espacio-tiempo tendría un comienzo en la explosión del Big Bang y un final en los agujeros negros" (*), señaló Alejandro Gangui, investigador en cosmología del Instituto Argentino de Física del Espacio de la UBA y el Conicet (**). Y entre otros aportes: "Sugirió que los agujeros negros —esos monstruos misteriosos del Universo— no son tan negros ni se tragan todo, sino que algo emiten" (***).

Con sus ideas, escribió montones de trabajos y libros. Breve historia del tiempo vendió más de 25 millones de copias en todo el mundo. Meses atrás, sacó otro, una versión más amena de su obra más vendida. "Mucha gente compró el primero pero no todos pudieron entenderlo —comentó Gangui—. Ahora, con chistes, Hawking quiere ser más comprendido".



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